Celebramos la primera señal extraterrestre!

Historia del primer contacto
El 15 de Agosto de 1977, Jerry Ehman, un profesor de la universidad estatal de Ohio y voluntario del SETI, una entonces organización de la NASA dedicada a la búsqueda de vida inteligente fuera de la tierra, analizaba como cada día los datos numéricos de potencia de señal proveniente de la constelación sagitario, que una impresora iba sacando en tiempo real de lo que unas grandes antenas parabólicas captaban.

Era una noche aburrida, como habitualmente y la impresora no paraba de dibujar espacios en blanco, unos, doses, treses y algún que otro cuatro, lo cual quería decir que las antenas sólo captaban ruido, y el crujir de alguna que otra hoja del parque solitario. Jerry se sabía de memoria que si la potencia de la señal era nula, la impresora lo representaba con un espacio en blanco, si era de entre 1 y 9, lo representaba con dichos números, y que para valores superiores utilizaba las letras de la A a la Z, aunque esto nunca lo había visto.

Estaba acostumbrado al hecho de no captar nada especial, sabía que era muy difícil que aun en el caso de existir vida inteligente, esta hubiera sido capaz, o hubiera estado interesada en enviar una señal a la otra punta del universo. Aún así, vivía con la ilusión de que, tarde o temprano, acabaría hallando una prueba, por pequeña que fuera, de que no estamos solos en el universo.

Con esa ilusión había salido de casa a las 10 de la noche, después de un duro día en la universidad, para ocupar su puesto de voluntario en el SETI, analizando los datos recogidos por las grandes antenas.

Apenas llevaba una hora trabajando, y ya se le empezaban a cerrar los ojos, cuando a las 23:56, un pitido le sobresaltó. Era la impresora, que estaba programada para pitar cuando se detectaban anomalías. Ya le había pasado alguna vez, debía ser otro fallo en un contacto.

Repasó con su bolígrafo los datos que la impresora acababa de imprimir. No podía creer lo que veían sus ojos. Aún incrédulo, empezó a rodear con un círculo los pequeños números que habían hecho saltar las alarmas. Un 7… un 6… y finalmente una secuencia de 72 segundos de duración, 6… E… Q… U… J… 5…. Nunca una letra del abecedario le había impactado tanto. Era la primera vez que las veía salir de esa impresora. Dejó caer el bolígrafo y rápidamente calculó que se trataba de una señal 30 veces más potente que el ruido de fondo.

No cabía lugar a dudas, acababa de presenciar lo que podía ser un mensaje enviado por una civilización extraterrestre inteligente. El primero captado y documentado por la humanidad. No estábamos solos en el universo.

Volvió a coger el bolígrafo y en el espacio que quedaba en la hoja, con el corazón latiéndole como nunca y con lágrimas de emoción en los ojos, escribió:

Wow!